PRÓLOGO
Con el título «La crisis del Rey David» se pretende hacer una valoración de
la persona humana individual, desde la crisis humana del sentimiento de culpa.
¿Quién es el Rey David? Yo, tú... cualquiera...
¿Por
qué se escogió el Rey David? Porque es el prototipo de la grandeza humana que después de la falta y
su reconocimiento sabe probar el arrepentimiento y sabe asumir las
consecuencias y sabe dirigirse a Dios para pedir el perdón de su falta. Porque
siendo Rey sabe ser siervo y siendo siervo se reafirma su condición de Rey,
según nos cuenta el segundo libro de Samuel. Lo que es de un gran valor
antropológico.
¿No se corre el
peligro de un anacronismo o de forzar la imaginación al darle vida a un personaje
bíblico? Tal vez... Pero, no olvidemos que la literatura puede inventar los
personajes y los sucesos más desbaratados e imaginables posibles... Además,
tampoco se trata en el caso presente de una historia sino de literatura
propiamente. Pero que no por ello deja de ser interesante.
Entonces, ¿se trata
de religión o de un pretexto para hacer campaña a la Iglesia? Nunca... Más
bien, el centro es la persona humana. Es de gran contenido psicológico y
antropológico... Es el encuentro del «Rey David» consigo mismo, con su nada,
con su todo, con su historia... Se trata del hombre, en general,
independientemente de cualquier religión. Porque se halla en la Biblia tiene
carácter de universal. La intención es hacer una reflexión desde el personaje
citado y desde la situación concreta de culpa.
¿Cuál es la parte más
importante? Toda. Porque una prepara a la otra y la otra explica y supone la
una, como es lógico.
¿Crees que tendrá
buena recepción tu obra? Depende... Si cae en manos de un buen lector, tal
vez... Si cae en manos de una persona que ha experimentado o está sufriendo lo
que en ella se contiene, seguramente le servirá de mucha utilidad y tal vez de
consolación... Pero si cae en manos de quien no esté en «crecimiento» no dejará
de ser más que otro libro de biblioteca...
Es importante anotar
que como recurso literario se conjugan varios tiempos: por un lado, la
referencia constante de la situación concreta del Rey David; y, por otra, las
aplicaciones reflexivas de algunos otros relatos bíblicos, como los evangelios,
que ciertamente, no tienen aplicación histórica rigurosa al Rey David. Y allí
estaría el anacronismo de esta pequeña obra. Pero como se trata de un recurso
literario, para justificar el libro, se excusa y comprende ese anacronismo. Es
decir, ese desplazarse de un tiempo a otro para lograr lo que realmente queremos:
una espiritualidad del sentimiento de culpa, con toda su consecuente crisis. Y,
entonces, vale el anacronismo histórico. Porque la idea principal no es la
rigurosidad a los tiempos históricos, como tal, sino la validez del sentimiento
de culpa, generados después del error. Y aquí nadie puede enjuiciar este
pequeño libro. Al contrario, lo aprobará.
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